Kawasaki

Los testigos del accidente encontraron la moto en la cuneta, panza arriba, como un insecto medio escachado, moribundo, aún con la rueda motriz girando bestialmente con un chirrido que ponía los pelos de punta. Y cuando bajaron por el terraplén horroroso, se quedaron inmóviles al ver aquel espectáculo de mano agitándose acalambradamente en sus alaridos de auxilio.

Como los dos ocupantes iban de ese modo indecente, algunos testigos concluyeron que ambos estarían atiborrados de marihuana. Se equivocaban, pues lo que ninguno de los presentes sabía era lo que condujo a esos dos pobres al desastre...

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